Crianza de los gazapos

Crianza de los gazapos




Los conejitos son amamantados una vez al día -Normalmente al amanecer- y han de mantenerse confortables dentro del nido, teniendo en cuenta en forma muy especial generar un ambiente cálido, dado que no pueden regular su temperatura corporal. En épocas de frío intenso habrá que considerar colocar estufas cerca de las madrigueras.

Desde el primer día, se controlará el desarrollo de los gazapos, vigilando si se producen bajas o hay animales enfermos. En tal caso, hay que retirarlos inmediatamente para evitar problemas sanitarios.




El calor y el movimiento del aire también son importantes. En verano habrá que quitar el techo del nidal y el pelo para una mayor ventilación.

En el momento del destete, los gazapos pesarán entre 700 y 800 gramos, si su desarrollo es normal; a los dos meses, 2 kilogramos y a los tres, unos 3 kilogramos. Cumplido el primer trimestre continuarán comiendo cantidades considerables de pienso, pero la velocidad de crecimiento disminuirá con relación a los meses anteriores. Por esto deberán sacrificarse a los tres meses y medio, cuando el destino de la faena es la comercialización de la carne.




Destete

destete del gazapo
La separación de la madre de su camada se producirá 22 días después del alumbramiento, cuando los gazapos salen del nido y comienzan a ingerir alimentos sólidos. Sin embargo, se recomienda no destetarlos hasta transcurridos los 30 días, quitando el nidal de la jaula de la madre y ubicando los conejitos en camada en otra, cercana, pero separada.




Engorde


Es el período comprendido entre el destete y el momento del sacrificio, durante el cual los conejos que tengan ese destino se alojarán en un local especial, denominado de "Engorde o cebo".

La prevención sanitaria y severas medidas higiénicas son indispensables en el local de engorde, siendo frecuentemente más olvidadas que en el caso de los reproductores. La mortalidad en este lapso debería estar por debajo del 3% pero, lamentablemente, en la práctica suele llegarse hasta el 13%, lo cual es anormal. Cuando esto ocurre, el cunicultor debe tomar medidas precautorias, observando detenidamente a cada animal y manteniéndolos bajo control veterinario.




La diarrea suele ser la causa más frecuente de mortalidad del plantel. A los animales afectados deberá retirárseles inmediatamente del conejar y sacrificarlos, dado que es casi imposible su recuperación.

Como decíamos que la prevención es fundamental, por lo general no se espera a la aparición de las diarreas para hacer un análisis de las causas (lo que además significaría un costo extra), sino que directamente, con cada destete, o sea, cada semana, suele suministrarse medicamentos en el agua para su prevención.

La densidad animal elevada resulta perjudicial en este tiempo y ha de buscarse un equilibrio entre economía de espacio y viabilidad de los ejemplares.




En ésta etapa, el fotoperíodo no resulta tan importante como en las anteriores, necesitándose apenas una o dos horas de luz artificial. Se puede comenzar con una jaula nueva o perfectamente limpia y desinfectada, incluyendo comedero y bebedero. Las tareas que habrá que realizar son: Quema del pelo que quedara en la jaula, limpieza por métodos mecánicos (Hidrolavadoras, cepillos) y desinfección con lavandina, cloro, etc.

Con los gazapos recién destetados debemos evitar el cambio de alimento (si es que trabajamos con alimentación doble), y esperar una semana más.

La tranquilidad del ambiente es un factor decisivo, dado que recién separados de la madre son muy asustadizos. La presencia de gente ajena al conejar o de otros animales, ruidos o golpes y cambios de alimento son motivos de estrés para los conejitos, con los consecuentes problemas de salud que les acarrea.



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