Gestación, parición y pseudogestación.





Gestación del conejo.


En ésta especie, la gestación dura de 30 a 32 días. El criador deberá controlar los tiempos, la cantidad y estado de los gazapos nacido, ya que si el período es superior a lo mencionado, las crías serán muy grandes, pocas y seguramente morirán al poco tiempo. En este caso, deberá descartarse a esa hembra como reproductora.
El reconocimiento de la preñez suele constatarse con una maniobra de palpación, efectuada alrededor de los 10 días después del cubrimiento. Requiere experiencia para manipular al animal y poder detectar los fetos. Se toma a la coneja con la mano izquierda (si se es diestro) por la piel de las paletas, tratando de que se relaje. La mano derecha, con los dedos abiertos en actitud normal, se introducen por debajo del animal hacia arriba hasta lograr la horizontalidad del cuerpo. En esa posición se mueven selectivamente los dedos hasta ubicar el útero que se encuentra en la zona inguino-abdominal, donde finalmente se verifica el resultado de la inseminación con la presencia o ausencia de embriones. No se debe temer exageradamente por la integridad de éstos al efectuar la exploración, aunque hay que actuar con prudencia.




Parición.

Tres días antes de la fecha de la parición, la madre preparará el nido para la cría, arrancándose el pelo del pecho y cubriendo con él el recinto dispuesto para los gazapos por el criador, y juntando heno o paja para hacerlo más mullido y caliente.
Cuando la coneja comienza a sentir las contracciones se introduce en el nido, en posición sentada. Sin ayuda, los gazapos comienzan a salir a través del canal uterino y la vagina, uno tras otro. La madre luego de extraerlos completamente, los limpia lamiéndolos, ingiriendo muchas de las veces las membranas fetales. Luego les da de mamar, los cubre con su pelo y se retira para higienizarse ella misma. Todo esto le demorará unos 30 minutos.
Los alumbramientos se producen, en términos generales, cerca del amanecer. Durante el proceso las madres deberán contar con tranquilidad y silencio, porque ciertas molestias como la presencia de extraños, ruidos o voces fuera de tono o la cercanía de otros animales (gatos, ratas, comadrejas, perros, etc.) pueden frustrar el acto de la parición.
El criador constatará el parto y la camada inmediatamente de producido, para determinar la cantidad de gazapos, tanto vivos como muertos. Estos últimos, como los restos de la membrana fetal, se retirarán comprobando en todo momento la higiene del nido. Asimismo, debe alimentarse a la coneja para que reponga sus fuerzas.
La cantidad de crías de cada parto puede variar, pero el promedio general es de 6 a 10. Los conejos nacen ciegos, sin pelo, son muy pequeños y dependientes en forma total de la madre en sus primeros días. Cuando en un parto nacen más de 6 gazapos, los que superen esa cantidad deberán ser entregados a otra coneja que haya tenido pocos, en adopción. Para ello, se mezclarán los nuevos con los pertenecientes a la nueva madre para que adquieran su olor. No deben darse a otra coneja más de tres crías; deben ser siempre de la misma edad que los propios y la operación no ha de realizarse después de 5 días del nacimiento.




La pseudogestación.


Se produce cuando una hembra en celo y con óvulos maduros no fue fecundada. Mientras dura esta falsa preñez, la coneja no es fecundable, lo que significa una pérdida en los tiempos de programación de las camadas. Cuando se verifican casos como éstos, han de controlarse a los machos, ya que puede ocurrir que sean sexualmente activos, pero estériles.
Este proceso dura entre 15 y 17 días, al cabo de los cuales puede llegar a darse una simulación de parto.




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