Madurez sexual

Cada raza de conejos alcanza su edad reproductiva en distintos momentos.

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Al referirnos a los Neocelandeces y Californianos, la hembra se considera apta para iniciar los contactos sexuales a los cinco meses de edad, cuando ha alcanzado unos 3,5 kilogramos de peso. Si quedara preñada con anterioridad, podría presentar problemas de salud, producirse nacimientos de crías muertas o, debido a la inmadurez de la hembra, ésta podría no ocuparse debidamente de los gazapos. Por otra parte, los contactos sexuales no deben postergarse más allá de los siete meses, porque la coneja engorda y no suele quedar preñada.

El número de partos considerado óptimo es de 6 al año, para que el desgaste de la coneje no sea excesivo y el rendimiento en cuanto a la cantidad, peso y salud de los gazapos resulte ideal . La vida útil de una reproductora será de 2,5 a 3,5 años.




En cambio, el macho alcanza la madurez sexual recién entre los siete y ocho meses, con unos 4 kilogramos de peso. Entonces es cuando la fertilidad es alta y el mismo ejemplar puede servir entre 10 y 20 hembras, dejando pasar entre 3 y 7 días entre una cubrición y otra.

El celo

Vulva coneja servicio




A diferencia de las otras especies domésticas en las cuales la maduración y liberación de óvulos es cíclica, excepto en tiempos de gestación, la coneja los produce de manera continua o en tandas, dependiendo de las condiciones ambientales. Los óvulos son liberados cuando el animal se excita en el momento del coito.

Cuando los labios vulvares están rojos e inflamados, y la hembra, arisca e inquieta, rasca la jaula, está en en celo, y es el momento en que debe ponérsela en contacto con el macho. Éste suele cubrirla una o dos veces, y entonces los óvulos maduros bajarán a unirse con los espermatozoides albergados en la vagina.

Cubrimiento o servicio


Las épocas más propicias para realizar los servicios son la primavera y el verano. Durante estas estaciones los celos son más frecuentes y las camadas mayores. Para los meses de otoño e invierno, habrán de seleccionarse las hembras más prolíficas y fuertes para que no fallen los apareamientos.




La costumbre es llevar siempre la coneja a la jaula del macho. Ésta acepta inmediatamente a su compañero cuando está en celo, quien la cubre con su cuerpo, la penetra y eyacula casi inmediatamente. Suele ocurrir que este proceso se realice dos veces consecutivas, lo cual es recomendable para asegurarse la provisión de semen que fecunde a la hembra.

A los 3 ó 4 días posteriores al nacimiento, se producirá un celo postparto con altas posibilidades de concepción. Luego, habrá que esperar entre 10 y 15 días más para que la coneja vuelva a aceptar al macho.



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